viernes, 21 de noviembre de 2014

SAN FRANCISCO DE ASÍS - 4 de Octubre


Nació el 5 de julio de 1182 en Assisi, en el seno de una acaudalada familia. 

Hijo de Monna Pica y de Pedro de Bernardone

Durante su juventud llevó una vida mundana. Tras una batalla entre Asís y Perugia estuvo encarcelado un año en esta ciudad. Siendo prisionero padeció una grave enfermedad durante la cual decidió cambiar su forma de vida. 

En 1205 ejerció la caridad entre los leprosos y comenzó a trabajar en la restauración de ruinas de iglesias debido a una visión en la que el crucifijo de la iglesia en ruinas de San Damián en Asís le ordenó que reparara su Iglesia.

Renunció a su lujosa ropa por una capa y dedicó los tres años siguientes al cuidado de los leprosos y los proscritos en los bosques del monte Subastio. Restauró la ruinosa capilla de Santa María de los Ángeles. 




En 1208, durante una misa, escuchó una llamada diciéndole que saliera al mundo y, siguiendo el texto de Mateo 10, 5-14, "no poseyera nada pero hiciera el bien en todas partes". Cuando regresó a Asís ese mismo año, empezó a predicar, provocando la renovación de la espiritualidad cristiana del siglo XIII. 

Reunió a los 12 hermanos originales de su orden, más tarde llamada la Primera Orden. En 1212 recibió a una monja de Asís llamada Clara, en la comunidad franciscana; a través de ella se estableció la orden de las damas pobres (las clarisas, más tarde Segunda Orden franciscana). 

En 1212 emprende camino a Tierra Santa, pero una tempestad le obligó a regresar. Otras dificultades le impidieron cumplir gran parte de la labor misionera cuando llegó a España a evangelizar a los musulmanes. En 1219 se encontraba en Egipto, donde pudo predicar aunque no consiguió convertir al sultán. Viajó después a Tierra Santa permaneciendo allí hasta el año 1220. Quería ser martirizado y se alegró al saber que cinco monjes franciscanos habían muerto en Marruecos mientras cumplían sus obligaciones.

La tradición de poner el Belén en el mundo se remonta al año 1223, en una Navidad de la villa italiana de Grecio. En esta localidad, San Francisco de Asís reunió a los vecinos para celebrar la misa de media noche. En derredor de un pesebre, con la figura del Niño Jesús, moldeado por las manos de San Francisco, se cantaron alabanzas al Misterio del Nacimiento; desde entonces la fama de los "Nacimientos" y su costumbre se extendió por todo el mundo.

En septiembre de 1224, tras cuarenta días de ayuno, rezando en el monte Alverno sintió un dolor mezclado con placer, y las marcas de la crucifixión de Cristo, los estigmas, aparecieron en su cuerpo. Fue llevado a Asís, donde pasó los años que le quedaban marcado por el dolor físico y por una ceguera casi total. 

"Cántico de las criaturas", se cree que lo escribió en Asís en 1225. 

Francisco de Asís falleció el 3 de octubre de 1226 cerca de la capilla de la Porciúncula y fue sepultado en San Giorgio. Fue canonizado el 16 de julio de 1228 por el papa Gregorio IX. Sus restos se encuentran en la Basílica de San Francisco en Asís

En 1980 el papa Juan Pablo II le proclamó patrón de los ecologistas. Sus emblemas son el lobo, el cordero, los peces, los pájaros y los estigmas. Su festividad se celebra el 4 de octubre. 




Para nuestra Fraternidad "Sagrado Corazón De Jesús" este día también se celebro con espíritu de hermandad y Felicidad la Renovación de Promesa de nuestra hermana Ana De Freitas. Donde reafirma su SI al estilo de vida de Obediencia, Pobreza y Castidad, como lo hizo nuestro Seráfico Padre San Francisco de Asís.




Paz y Bien


martes, 17 de septiembre de 2013

789 Años de la Estigmatización de Nuestro Seráfico padre San Francisco de Asís

17/09



    Día en que los franciscanos del mundo, conmemoramos la estigmatización del fundador y padre de nuestra espiritualidad, San Francisco de Asís

¿Porque llamamos a Francisco, nuestro seráfico padre?
Lo llamamos seráfico pues reconocemos en él  las características de los serafines (dentro de la teología son los seres alados que se caracterizan por el ardor y la pureza con que aman las cosas divinas).
Litúrgicamente se mueve al 17 para no hacerlo coincidir con la Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, que la Iglesia celebra desde antiguo. Sí, hoy es día de meditación y recuerdo del Misterio acaecido en el Monte Alvernia aquel 14 de Septiembre de 1224. Lo que allá ocurrió se nos narra en Consideraciones III , en las florecillas de San Francisco.

Francisco amó a Jesús antes que a nadie, y amó a sus hermanos por encima de todo. Al abrazar la Pobreza de Cristo, abrazó a Cristo, y ya nunca se desprendió de Él. Por eso aconsejaba siempre el Camino de la pobreza. Fue un hombre extraordinario porque fue fiel como ninguno. Siempre buscó estar unido a Jesús. Lo amó con pasión, identificándose con sus Misterios. Fue señalado con gracias singulares del Señor. Se olvidó de si para llevar las "odoríferas palabras del Señor" (1 Cta F, 19) a los demás. 

   Predicó, ayunó, oró, vivió la Pobreza y la Obediencia, la Fraternidad, la Humildad... fue un varón santo, y tal fue su Encarnación de los Misterios de Cristo, que fue uno con Él. Por ello, Cristo le otorgó sus mismas marcas, le concedió el Don Visible de la Gracia Invisible. De aquí que, como alguien señaló una vez, Francisco fue Eucaristía, porque Cristo se Encarnó en Él, descendió de los Cielos y transformó a Francisco en su viva y perfecta imagen. Por ello no dejamos de lado la Fiesta de la Santa Cruz, puesto que ambas celebraciones van íntimamente unidas. Cristo Crucificado, va de la mano de Francisco Crucificado, que siguió sus mismos pasos hasta la Cruz.

CONSIDERACIÓN III
Aparición del serafín
e impresión de las llagas a San Francisco



En cuanto a la tercera consideración, que es la de la aparición del serafín y de la impresión de las llagas, se ha de considerar que, estando próxima la fiesta de la cruz de septiembre (1), fue una noche el hermano León, a la hora acostumbrada, para rezar los maitines con San Francisco. Lo mismo que otras veces, dijo desde el extremo de la pasarela: Domine, labia mea aperies, y San Francisco no respondió. El hermano León no se volvió atrás, como San Francisco se lo tenía ordenado, sino que, con buena y santa intención, pasó y entró suavemente en su celda; no encontrándolo, pensó que estaría en oración en algún lugar del bosque. Salió fuera, y fue buscando sigilosamente por el bosque a la luz de la luna. Por fin oyó la voz de San Francisco, y, acercándose, lo halló arrodillado, con el rostro y las manos levantadas hacia el cielo, mientras decía lleno de fervor de espíritu:
-- ¿Quién eres tú, dulcísimo Dios mío? Y ¿quién soy yo, gusano vilísimo e inútil siervo tuyo?
Y repetía siempre las mismas palabras, sin decir otra cosa. El hermano León, fuertemente sorprendido de lo que veía, levantó los ojos y miró hacia el cielo; y, mientras estaba mirando, vio bajar del cielo un haz de luz bellísima y deslumbrante, que vino a posarse sobre la cabeza de San Francisco; y oyó que de la llama luminosa salía una voz que hablaba con San Francisco; pero el hermano León no entendía lo que hablaba. Al ver esto, y reputándose indigno de estar tan cerca de aquel santo sitio donde tenía lugar la aparición y temiendo, por otra parte, ofender a San Francisco o estorbarle en su consolación si se daba cuenta, se fue retirando poco a poco sin hacer ruido, y desde lejos esperó hasta ver el final. Y, mirando con atención, vio cómo San Francisco extendía por tres veces las manos hacia la llama; finalmente, al cabo de un buen rato, vio cómo la llama volvía al cielo.
Marchóse entonces, seguro y alegre por lo que había visto, y se encaminó a su celda. Como iba descuidado, San Francisco oyó el ruido que producían sus pies en las hojas del suelo, y le mandó que le esperase y no se moviese. El hermano León obedeció y se estuvo quieto esperándole; tan sobrecogido de miedo, que, como él lo refirió después a los compañeros, en aquel momento hubiera preferido que lo tragara la tierra antes que esperar a San Francisco, por pensar que estaría incomodado contra él; porque ponía sumo cuidado en no ofender a tan buen padre, no fuera que, por su culpa, San Francisco le privase de su compañía. Cuando estuvo cerca San Francisco, le preguntó:
-- ¿Quién eres tú?
-- Yo soy el hermano León, Padre mío -respondió temblando de pies a cabeza.
-- Y ¿por qué has venido aquí, hermano ovejuela? -prosiguió San Francisco-. ¿No te tengo dicho que no andes observándome? Te mando, por santa obediencia, que me digas si has visto u oído algo.
El hermano León respondió:
-- Padre, yo te he oído hablar y decir varias veces: «¿Quién eres tú, dulcísimo Dios mío?» y «¿Quién soy yo, gusano vilísimo e inútil siervo tuyo?»
Cayendo entonces de rodillas el hermano León a los pies de San Francisco, se reconoció culpable de desobediencia contra la orden recibida y le pidió perdón con muchas lágrimas. Y en seguida le rogó devotamente que le explicara aquellas palabras que él había oído y le dijera las otras que no había entendido.
Entonces, San Francisco, en vista de que Dios había revelado o concedido al humilde hermano León, por su sencillez y candor, ver algunas cosas, condescendió en manifestarle y explicarle lo que pedía, y le habló así:
-- Has de saber, hermano ovejuela de Jesucristo, que, cuando yo decía las palabras que tú escuchaste, mi alma era iluminada con dos luces: una me daba la noticia y el conocimiento del Creador, la otra me daba el conocimiento de mí mismo. Cuando yo decía: «¿Quién eres tú, dulcísimo Dios mío?», me hallaba invadido por una luz de contemplación, en la cual yo veía el abismo de la infinita bondad, sabiduría y omnipotencia de Dios. Y cuando yo decía: «¿Quién soy yo», etc.?, la otra luz de contemplación me hacía ver el fondo deplorable de mi vileza y miseria. Por eso decía: «¿Quién eres tú, Señor de infinita bondad, sabiduría y omnipotencia, que te dignas visitarme a mí, que soy un gusano vil y abominable?» En aquella llama que viste estaba Dios, que me hablaba bajo aquella forma, como había hablado antiguamente a Moisés. Y, entre otras cosas que me dijo, me pidió que le ofreciese tres dones; yo le respondí: «Señor mío, yo soy todo tuyo. Tú sabes bien que no tengo otra cosa que el hábito, la cuerda y los calzones, y aun estas tres cosas son tuyas; ¿qué es lo que puedo, pues, ofrecer o dar a tu majestad?» Entonces Dios me dijo: «Busca en tu seno y ofréceme lo que encuentres». Busqué, y hallé una bola de oro, y se la ofrecí a Dios; hice lo mismo por tres veces, pues Dios me lo mandó tres veces; y después me arrodillé tres veces, bendiciendo y dando gracias a Dios, que me había dado alguna cosa que ofrecerle. En seguida se me dio a entender que aquellos tres dones significaban la santa obediencia, la altísima pobreza y la resplandeciente castidad, que Dios, por gracia suya, me ha concedido observar tan perfectamente, que nada me reprende la conciencia. Y así como tú me veías meter la mano en el seno y ofrecer a Dios estas tres virtudes, significadas por aquellas tres bolas de oro que me había puesto Dios en el seno, así me ha dado Dios tal virtud en el alma, que no ceso de alabarle y glorificarle con el corazón y con la boca por todos los bienes y todas las gracias que me ha concedido. Estas son las palabras que has oído y aquel elevar las manos por tres veces que has visto. Pero guárdate bien, hermano ovejuela, de seguir espiándome; vuélvete a tu celda con la bendición de Dios. Y ten buen cuidado de mí, porque, dentro de pocos días, Dios va a realizar cosas tan grandes y maravillosas sobre esta montaña, que todo el mundo se admirará; cosas nuevas que Él nunca ha hecho con creatura alguna en este mundo.
Dicho esto, se hizo traer el libro de los evangelios, pues Dios le había sugerido interiormente que, al abrir por tres veces el libro de los evangelios, le sería mostrado lo que Dios quería obrar en él. Traído el libro, San Francisco se postró en oración; cuando hubo orado, se hizo abrir tres veces el libro, por mano del hermano León, en el nombre de la Santísima Trinidad; y plugo a la divina voluntad que las tres veces se le pusiese delante la pasión de Cristo. Con ello se le dio a entender que como había seguido a Cristo en los actos de la vida, así le debía seguir y conformarse a él en las aflicciones y dolores de la pasión antes de dejar esta vida (2).
A partir de aquel momento comenzó San Francisco a gustar y sentir con mayor abundancia la dulzura de la divina contemplación y de las visitas divinas. Entre éstas tuvo una que fue como la preparación inmediata a la impresión de las llagas, y fue de este modo: El día que precede a la fiesta de la Cruz de septiembre, hallándose San Francisco en oración recogido en su celda, se le apareció el ángel de Dios y le dijo de parte de Dios:
-- Vengo a confortarte y a avisarte que te prepares y dispongas con humildad y paciencia para recibir lo que Dios quiera hacer en ti.
Respondió San Francisco:
-- Estoy preparado para soportar pacientemente todo lo que mi Señor quiera de mí.
Dicho esto, el ángel desapareció.
Llegó el día siguiente, o sea, el de la fiesta de la Cruz (3), y San Francisco muy de mañana, antes de amanecer, se postró en oración delante de la puerta de su celda, con el rostro vuelto hacia el oriente; y oraba de este modo:
-- Señor mío Jesucristo, dos gracias te pido me concedas antes de mi muerte: la primera, que yo experimente en vida, en el alma y en el cuerpo, aquel dolor que tú, dulce Jesús, soportaste en la hora de tu acerbísima pasión; la segunda, que yo experimente en mi corazón, en la medida posible, aquel amor sin medida en que tú, Hijo de Dios, ardías cuando te ofreciste a sufrir tantos padecimientos por nosotros pecadores.
Y, permaneciendo por largo tiempo en esta plegaria, entendió que Dios le escucharía y que, en cuanto es posible a una pura creatura, le sería concedido en breve experimentar dichas cosas.
Animado con esta promesa, comenzó San Francisco a contemplar con gran devoción la pasión de Cristo y su infinita caridad. Y crecía tanto en él el fervor de la devoción, que se transformaba totalmente en Jesús por el amor y por la compasión. Estando así inflamado en esta contemplación, aquella misma mañana vio bajar del cielo un serafín con seis alas de fuego resplandecientes. El serafín se acercó a San Francisco en raudo vuelo tan próximo, que él podía observarlo bien: vio claramente que presentaba la imagen de un hombre crucificado y que las alas estaban dispuestas de tal manera, que dos de ellas se extendían sobre la cabeza, dos se desplegaban para volar y las otras dos cubrían todo el cuerpo.
Ante tal visión, San Francisco quedó fuertemente turbado, al mismo tiempo que lleno de alegría, mezclada de dolor y de admiración. Sentía grandísima alegría ante el gracioso aspecto de Cristo, que se le aparecía con tanta familiaridad y que le miraba tan amorosamente; pero, por otro lado, al verlo clavado en la cruz, experimentaba desmedido dolor de compasión. Luego, no cabía de admiración ante una visión tan estupenda e insólita, pues sabía muy bien que la debilidad de la pasión no dice bien con la inmortalidad de un espíritu seráfico. Absorto en esta admiración, le reveló el que se le aparecía que, por disposición divina, le era mostrada la visión en aquella forma para que entendiese que no por martirio corporal, sino por incendio espiritual, había de quedar él totalmente transformado en expresa semejanza de Cristo crucificado (4).
Durante esta admirable aparición parecía que todo el monte Alverna estuviera ardiendo entre llamas resplandecientes, que iluminaban todos los montes y los valles del contorno como si el sol brillara sobre la tierra. Así, los pastores que velaban en aquella comarca, al ver el monte en llamas y semejante resplandor en torno, tuvieron muchísimo miedo, como ellos lo refirieron después a los hermanos, y afirmaban que aquella llama había permanecido sobre el monte Alverna una hora o más. Asimismo, al resplandor de esa luz, que penetraba por las ventanas de las casas de la comarca, algunos arrieros que iban a la Romaña se levantaron, creyendo que ya había salido el sol, ensillaron y cargaron sus bestias, y, cuando ya iban de camino, vieron que desaparecía dicha luz y nacía el sol natural.
En esa aparición seráfica, Cristo, que era quien se aparecía, habló a San Francisco de ciertas cosas secretas y sublimes, que San Francisco jamás quiso manifestar a nadie en vida, pero después de su muerte las reveló, como se verá más adelante. Y las palabras fueron éstas:
-- ¿Sabes tú -dijo Cristo- lo que yo he hecho? Te he hecho el don de las llagas, que son las señales de mi pasión, para que tú seas mi portaestandarte (5). Y así como yo el día de mi muerte bajé al limbo y saqué de él a todas las almas que encontré allí en virtud de estas mis llagas, de la misma manera te concedo que cada año, el día de tu muerte, vayas al purgatorio y saques de él, por la virtud de tus llagas, a todas las almas que encuentres allí de tus tres Ordenes, o sea, de los menores, de las monjas y de los continentes (6), y también las de otros que hayan sido muy devotos tuyos, y las lleves a la gloria del paraíso, a fin de que seas conforme a mí en la muerte como lo has sido en la vida.


Cuando desapareció esta visión admirable, después de largo espacio de tiempo y de secreto coloquio, dejó en el corazón de San Francisco un ardor desbordante y una llama de amor divino, y en su carne, la maravillosa imagen y huella de la pasión de Cristo. Porque al punto comenzaron a aparecer en las manos y en los pies de San Francisco las señales de los clavos, de la misma manera que él las había visto en el cuerpo de Jesús crucificado, que se le apareció bajo la figura de un serafín. Sus manos y sus pies aparecían, en efecto, clavados en la mitad con clavos, cuyas cabezas, sobresaliendo de la piel, se hallaban en las palmas de las manos y en los empeines de los pies, y cuyas puntas asomaban en el dorso de las manos y en las plantas de los pies, retorcidas y remachadas de tal forma, que por debajo del remache, que sobresalía todo de la carne, se hubiera podido introducir fácilmente el dedo de la mano, como en un anillo. Las cabezas de los clavos eran redondas y negras.
Asimismo, en el costado derecho aparecía una herida de lanza, sin cicatrizar, roja y ensangrentada, que más tarde echaba con frecuencia sangre del santo pecho de San Francisco, ensangrentándole la túnica y los calzones. Lo advirtieron los compañeros antes de saberlo de él mismo, observando cómo no descubría las manos ni los pies y que no podía asentar en tierra las plantas de los pies, y cuando, al lavarle la túnica y los calzones, los hallaban ensangrentados; llegaron, pues, a convencerse de que en las manos, en los pies y en el costado llevaba claramente impresa la imagen y la semejanza de Cristo crucificado.
Y por mucho que él anduviera cuidadoso de ocultar y disimular esas llagas gloriosas, tan patentemente impresas en su carne, viendo, por otra parte, que con dificultad podía encubrirlas a los compañeros sus familiares, mas temiendo publicar los secretos de Dios, estuvo muy perplejo sobre si debía manifestar o no la visión seráfica y la impresión de las llagas. Por fin, acosado por la conciencia, llamó junto a sí a algunos hermanos de más confianza, les propuso la duda en términos generales, sin mencionar el hecho, y les pidió su consejo. Entre ellos había uno de gran santidad, de nombre hermano Iluminado (7); éste, verdaderamente iluminado por Dios, sospechando que San Francisco debía de haber visto cosas maravillosas, le respondió:
-- Hermano Francisco, debes saber que, si Dios te muestra alguna vez sus sagrados secretos, no es para ti sólo, sino también para los demás; tienes, pues, motivo para temer que, si tienes oculto lo que Dios te ha manifestado para utilidad de los demás, te hagas merecedor de reprensión.
Entonces, San Francisco, movido por estas palabras, les refirió, con grandísima repugnancia, la sobredicha visión punto por punto, añadiendo que Cristo durante la aparición le había dicho ciertas cosas que él no manifestaría jamás mientras viviera (8).
Si bien aquellas llagas santísimas, por haberle sido impresas por Cristo, eran causa de grandísima alegría para su corazón, con todo le producían dolores intolerables en su carne y en los sentidos corporales. Por ello, forzado de la necesidad, escogió al hermano León, el más sencillo y el más puro de todos, para confiarle su secreto; a él le dejaba ver y tocar sus santas llagas y vendárselas con lienzos para calmar el dolor y recoger la sangre que brotaba y corría de ellas. Cuando estaba enfermo, se dejaba cambiar con frecuencia las vendas, aun cada día, excepto desde la tarde del jueves hasta la mañana del sábado, porque no quería que le fuese mitigado con ningún remedio humano ni medicina el dolor de la pasión de Cristo que llevaba en su cuerpo durante todo ese tiempo en que nuestro Señor Jesucristo había sido, por nosotros, preso, crucificado, muerto y sepultado. Sucedió alguna vez que, cuando el hermano León le cambiaba la venda de la llaga del costado, San Francisco, por la violencia del dolor al despegarse el lienzo ensangrentado, puso la mano en el pecho del hermano León; al contacto de aquellas manos sagradas, el hermano León sintió tal dulzura, que faltó poco para que cayera en tierra desvanecido.
Finalmente, por lo que hace a esta tercera consideración, cuando terminó San Francisco la cuaresma de San Miguel Arcángel, se dispuso, por divina inspiración, a regresar a Santa María de los Ángeles. Llamó, pues, a los hermanos Maseo y Ángel y, después de muchas palabras y santas enseñanzas, les recomendó aquel monte santo con todo el encarecimiento que pudo, diciéndoles que le convenía volver, juntamente con el hermano León, a Santa María de los Ángeles. Dicho esto, se despidió de ellos, los bendijo en nombre de Jesucristo crucificado y, condescendiendo con sus ruegos, les tendió sus santísimas manos, adornadas de las gloriosas llagas, para que las vieran, tocaran y besaran. Dejándolos así consolados, se despidió de ellos y emprendió el descenso de la montaña santa (9).

En alabanza de Cristo. Amén.



PAZ Y BIEN

Jufra de Venezuela celebra su XXXVI Encuentro Nacional 2013 “Hermano: no tengas miedo ¡Vive tu fe!

En esta ocasión la fraternidad nacional llevo acabo su encuentro nacional en el Centro Misional Los Ángeles del Tukuko, ubicado en la Sierra de Perijá - Estado Zulia.
Largo fue el viaje hacía este lugar, pero como toda creación de nuestro señor, también vale la pena ser admirada.


Fueron mas de 120 los jóvenes que estuvieron presentes en este encuentro organizado por la fraternidad San José de Perijá. Que desde el momento en que llegaron todas las fraternidades hubo una excelente organización, demostraron que se puede organizar un encuentro nacional y aún con todo el peso y estrés que este produce se puede mantener una radiante sonrisa en los rostros de los organizadores.
El encuentro tuvo unos excelentes expositores como invitados, que llevaron una formación magnifica para todo el movimiento, tocaron muchos temas de la misión y de las realidades de nuestra sociedad como iglesia católica en Venezuela.

Sin olvidar los hermosos momentos de oración y de trabajo misionero que todos los hermanos vivieron en este hermoso encuentro.



                                                                                                                      
También en el encuentro se hicieron presentes  las tres ordenes franciscanas. Se contó con la asistencia de los hermanos menores capuchinos y observantes, la orden franciscana seglar de San José de Perijá y una visita muy especial de las hermanas clarisas del convento de la Ciudad de Machiques.




Dios, la virgen y San Francisco de Asís sigan iluminando y llenando de fortaleza a la juventud franciscana de Venezuela, que en sus 50 años de vida ha dado tantos frutos en vocación a la familia franciscana y servicio pastoral y misionero a nuestro país







PAZ Y BIEN

lunes, 16 de septiembre de 2013

La Juventud Franciscana de Venezuela presente en la JMJ Rio 2013

La Jornada Mundial de la Juventud 2013 
¨Id y haced discípulos entre todas las naciones¨ (Mt 28, 19).


Todo comenzó con un encuentro promovido por el Papa Juan Pablo II en 1984.Fue un encuentro de amor, soñado por Dios y abrazado por los jóvenes.
La Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), como fue denominada a partir de 1985, continúa a mostrar al mundo el testimonio de una fe viva, transformadora y a mostrar el rostro de Cristo en cada joven.

La Jornada Mundial de la Juventud, que se realiza anualmente en las diócesis de todo el mundo, ofrece a cada 2 o 3 años un encuentro internacional de los jóvenes con el papa, que dura aproximadamente una semana.
Más allá del hecho de estar en otros países, con sus encantos turísticos, la participación en la Jornada requiere un cuerpo preparado para la peregrinación y un corazón abierto para las maravillas que Dios tiene reservado para cada uno. Son catequesis, testimonios, acciones, ejemplos de amor al prójimo y a la iglesia, festivales de música e actividades culturales. Al final, un encuentro de corazones que creen movidos por la misma esperanza de que la fraternidad en la diversidad es posible.



Este 2013, en el marco del Año de la Fe, la gran fiesta de la juventud como la llaman muchos se realizo en la ciudad  maravillosa de Río de Janeiro - Brasil, siendo la segunda jornada celebrada en latinoamerica.
Pero LA PRIMERA que es vivida por los jóvenes con un Papa latino, y con un orgullo para cualquier franciscano en el mundo que al momento de escuchar su nombre internamente salta de alegría.
Así es en la realidad para muchos.                                                                                           Nuestro Pastor el Papa Francisco.

Gran bendición fue tener en esta jornada a un Papa con espiritualidad franciscana, que con todas sus palabras, frases y ejemplos, le gritaba al mundo entero con una sencillez única que el amor a Dios, el confiar plenamente en Dios y en los hermanos, nos podía llevar a lugares que jamas en nuestros sueños podíamos imaginar.
Francisco fue definitivamente con todo el entusiasmo y los brazos bien abiertos para llenar de esperanza a todo el pueblo brasilero y en especial a todos los jóvenes del mundo que nos congregamos en la playa de Copacabana para vivir esta maravillosa experiencia que deja huellas en todos aquellos que la viven.


Nuestro país fue la segunda delegación mas grande en asistir a la JMJRio, y de nuestra Jufra de Venezuela asistieron 6 miembros, una hermana de la región Zulia, 2 de región centro y 3 de nuestra región oriente.





Antes de iniciar la jornada mundial, también representamos a nuestro movimiento en el Encuentro Internacional de la Jufra, evento que la delegación que asiste a la JMJ toma como pre- jornada.
Como presentación cultural para la fiesta de las naciones llevamos una hermosa coreografía de música llanera.


 

Una bendición fue vivir esta maravillosa experiencia de FE, y oramos para que nuestro movimiento y nuestra fraternidad, tenga para la próxima jornada muchos mas representantes, que en su corazón tengan las ganas de conocer a la iglesia de cristo en unidad y en millones de rostros tan diversos que juntos gritan con gran entusiasmo:

ESTA ES LA JUVENTUD DEL PAPA, ESTA ES LA JUVENTUD DE CRISTO. 

             



           

Vayamos HERMANOS y hagamos discípulos entre todas las naciones.  



PAZ Y BIEN

BIENVENIDOS HERMANOS JUFRISTAS

13/06/2013

Día de San Antonio de Padua (Santo Franciscano)

"El gran peligro del cristiano es predicar y no practicar, creer pero no vivir de acuerdo con lo que se cree" -San Antonio





Nace en Lisboa en 1195. A los 27 años se hizo franciscano y tomó el nombre de Antonio en recuerdo de San Antonio Abad. Fue a evangelizar al Africa pero el clima y el trabajo lo enfermaron. Se embarcó para España pero una tempestad lo llevó a Italia. Allí y en Francia predicó previniendo a la gente para que no se dejara engañar por los herejes albigenses.

Fijó su residencia en Padua, ciudad universitaria. Allí consiguió los mejores frutos de sus sermones y adquirió una fama inmensa. León XIII lo llamó "el santo de todo el mundo", porque su imagen y su devoción se encuentran por todas partes.

Fue un evangelizador incansable. Repetía que el gran peligro del cristiano es predicar y no practicar, creer pero no vivir de acuerdo con lo que se cree.Los favores que consigue son inmensos. Es más amado e invocado por el pueblo humilde que ve en él un protector de los pobres y necesitados.

Murió el 13 de junio de 1231, a los 35 años. La ciudad de Padua ha conservado sus restos con enorme devoción durante más de siete siglos, construyéndole una bellísima basílica. Dios quiso glorificar su sepulcro obrando allí infinidad de milagros. El Papa Gregorio XI lo declaró santo al año de muerto. Pío XII lo declaró "Doctor Evangélico". La gente experimenta que él conmueve a los ricos para ayudar a los pobres y conseguir buenos matrimonios. 




Con una misa llena de cantos franciscanos, el día de San Antonio de Padua fue para nuestra fraternidad una gran bendición, ya que este día también tres de nuestros hermanos promesados, recibieron su promesa JuFra, le dijeron a toda nuestra comunidad parroquial un: SÍ ME COMPROMETO.
Dios bendiga a estos nuevos hermanos promesados, para que sean modelos de amor fraterno, comprometidos con nuestra sociedad y en especial con nuestro señor Jesucristo.
Felicitaciones hermanos: Rosimar Alfonzo, Eurimar López y Gabriel Barcala. 




15/06/2013

Otra bendición en esta maravillosa semana fue que dos de nuestros hermanos iniciandos, realizaron su rito de iniciación, rito que se celebra como apertura para los hermanos que iniciaran su etapa de formación para la promesa.

Felicitamos para ustedes también hermanos: Felicia Valdez y Mikel Cedeño. 

CONTINÚEN HERMANOS, QUE HASTA AHORA, POCO O NADA HEMOS HECHO.






PAZ Y BIEN



sábado, 14 de septiembre de 2013

Visita Fraterna 2013

18/05/2013

Con mucha alegría recibimos la visita de nuestro hermano Eduardo Barrios delegado de la región Centro, miembro de la fraternidad San Diego de Alcalá que compartió con nosotros una amena mañana en fraternidad.
El taller que compartió nuestro hermano tuvo por nombre: "En tiempos de crisis, la oración es la solución", temática  preparada por el consejo nacional para todas las fraternidades a nivel nacional.

Un punto importante a tocar en este taller fue esa debilidad en muchos feligreses,que hemos en algunas ocasiones olvidado el valor que tiene la oración en nuestra vida espiritual
Estos BENDITOS Y DIVINOS, momentos de oración traen a nuestra vida tranquilidad, PAZ, nos enseñan a sintonizar mejor nuestros pensamientos, dificultades y manifestar con total libertad nuestros sentimientos a nuestro señor Jesús.
El taller fue una invitación a la fraternidad, como hermanos, miembros de una comunidad parroquial y de una sociedad a aumentar y mejorar nuestros momentos de oración, que son un contacto directo con Jesús. Que cada día que comenzamos nuestras rutinas y seguimos caminando al lado de Jesús, no hablemos solamente de él a las personas, sino que también hablemos con él, que es el único que nos traerá la verdadera paz, en tiempos de dificultades.
Paz y Bien



"Los placeres del mundo son de rato, los placeres de Dios son toda la vida." Santa Clara de Asís

Encuentro Regional Orinoco 2013


"Jesús es la puerta, quien entra por el se salvara" Jn 10, 9 

Este fue el lema del Encuentro de la región oriente 2013, tres días llenos de alegría, entusiasmo, formación y oración entre hermanos de las 3 fraternidades que hacen vida activa en el estado Bolívar.
Santa Teresita de Kavanayen, Sagrado Corazón de Jesús y San Francisco de Asís y los grupos animados Santa Elena de Uairén, San Juan y San Rafael de Kamoiran.







Fueron 50 los hermanos de la región que se dieron cita en este evento tan especial que queda año realizamos con tanta alegría.








El lugar donde se desarrollo el encuentro fue en el complejo recreativo "Campamento Rio Aro" a las orillas del río toda la fraternidad regional vivió un encuentro que gritaba por todo su esplendor "Bendito Seas mi señor, por la creación"



Los anfitriones del encuentro fue nuestra fraternidad Sagrado Corazón de Jesús, contando con la presencia y colaboración de nuestros hermanos Thisbeth Martínez,OFS y Fray Alfonso Mora,OFMCap. que fueron exponentes de varios temas en el encuentro. 




Damos gracias a los hermanos Orlando y Juan de Dios Sotillo propietarios del complejo por su maravillosa colaboración en el desenvolvimiento de nuestro encuentro y al miembro del consejo nacional el Hno. Richard Solorzano que animo con su presencia nuestro encuentro.

                                                   




              






                                                        Dios bendiga a nuestra región para que siga caminando firmes en la fe y cosechando muchas mas bendiciones.

"FRANCISCANO SOY, CREO, REZO Y CELEBRO MI FE"

Paz y Bien